martes, 27 de mayo de 2008

Luchas Indígenas de la Actualidad

ELa emergencia indígenacontra el neoliberalismoFabiola Escárzaga*l proceso de globalización de la economía capitalistadesarrollado en las dos últimas décadas del siglo XXse caracteriza, entre otros fenómenos, por el desplazamiento de viejos sujetossociales por otros nuevos, las clases subalternas que fueron protagonistas de loscambios más importantes en las sociedades centrales y periféricas en la etapaprecedente: la clase obrera y los sectores medios fueron reemplazados por losmovimientos de mujeres, jóvenes e indígenas, entre otros. Nos interesa particularmentedelinear la relación entre la emergencia indígena en algunos países deAmérica Latina en las últimas décadas, y los procesos de globalización neoliberalque les han dado un marco legal y político, nacional e internacional a lasmovilizaciones indígenas. ¿Cuáles han sido los cambios que han favorecido lacapacidad de lucha de los pueblos indígenas en el mundo actual?Las transformaciones productivas operadas en las últimas décadas han provocadola demanda creciente de recursos naturales y la incorporación de nuevosterritorios antes excluidos del mercado mundial. Las poblaciones asentadas sehan visto obligadas a desplazarse en distintos sentidos y alcances a partir de loscambios producidos en los centros del capitalismo mundial. Las poblacionesindígenas antes olvidadas, particularmente las asentadas en los territorios selváticos,no obstante su escaso peso demográfico, se convirtieron así en un actor* Universidad Autónoma Metropolitana, México.102 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121relevante para el sistema internacional, en tanto que los recursos naturales delos que han sido depositarios durante siglos, adquirieron un valor considerablepara el mercado internacional y se volvieron codiciados, por ejemplo, los hidrocarburosy otros minerales, el agua, la biodiversidad, el oxígeno, etc. La nuevalógica global dominante asume que los estados nacionales son un obstáculopara la libre disposición de tales recursos por parte de los intereses económicostransnacionales que buscan apropiárselos.Las políticas de reconocimiento étnico, diseñadas y promovidas por organismosinternacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU)para su aplicación por los estados nacionales latinoamericanos, están orientadasal fortalecimiento de los actores étnicos locales, dentro de los contextos nacionalesque les han sido tradicionalmente adversos. Tales políticas deben ser leídas enel contexto de la globalización neoliberal dominante, interesada en debilitar alos estados nacionales que se opongan a sus intereses y en fortalecer a losgrupos sociales que contribuyan a ese fin; los actores étnicos fueron consideradosen este esquema.La colocación de los sujetos étnicos como interlocutores privilegiados entrelos sectores subalternos en los diversos países de América Latina ha servidoademás a la estrategia de desplazar a los viejos actores que, fortalecidos en suorganización, se habían vuelto una amenaza para los intereses económicos dominantesy los estados nacionales. Los sujetos étnicos, por su inexperienciaorganizativa y su marginalidad social, aparecían como inofensivos para los interesesmencionados.Pero la previsión ha resultado errónea: la legislación internacional relativamentefavorable a los intereses indígenas ha sido aprovechada por ellos comopalanca para su fortalecimiento organizativo y su legitimación, para ir más alláde las metas y previsiones de la institucionalidad dominante y para defender losrecursos de los que se pretende despojarlos. La capacidad de adaptación puestaen juego por las poblaciones indígenas para usar en su beneficio los elementosfavorables de las nuevas condiciones y enfrentar las que les son adversas, comohan hecho desde hace más de 500 años, es la constante que podemos observaren el variado repertorio de las estrategias de lucha de los distintos movimientosindígenas de América Latina.Luego de reseñar los procesos de constitución de la condición subordinadade las poblaciones indígenas en los países de América Latina y de analizar elnuevo contexto internacional en que se han dado los cambios en la actual fasede globalización neoliberal, abordaremos las situaciones particulares de losmovimientos indígenas en los países con mayor población indígena del continente,pues en algunos de ellos los movimientos indígenas se han desarrolladosignificativamente, aplicando diversas estrategias de lucha: insurgencias armadas,movilizaciones, participación electoral, etc., como en México, Bolivia yPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 103Ecuador. En otros casos, los movimientos indígenas han sido desactivadosy paralizados por la presencia de procesos de insurgencia previos, que si bienconsideraban a la población indígena una potencial base social de los movimientosinsurgentes, no desarrollaron un programa de reivindicación étnica y encambio desencadenaron guerras contrainsurgentes que derivaron en genocidioscontra la población indígena, como en los casos de Guatemala y Perú.POBREZA, DESIGUALDAD Y RACISMODesde el proceso de colonización española, hace más de 500 años, la diferenciacultural entre la población originaria y los conquistadores europeos ha sido elargumento central sobre el que se construyó la justificación de la dominación delos invasores sobre los pueblos invadidos, y sobre la diferencia se consolidó a lolargo de los siglos una desigualdad estructural que subsiste hasta hoy. El cicloneoliberal instaurado al inicio de los años ochenta del siglo XX en todo el mundo,en los países de América Latina con significativa población indígena sesustenta en las diferencias étnicas, entre otros factores, y contribuye con su accióna profundizar la desigualdad entre los diferentes grupos sociales en el interiorde los distintos países.El neoliberalismo ha generado niveles de pobreza y desigualdad social sinprecedentes en el mundo y en particular en América Latina, que hoy es laregión más desigual del mundo en desarrollo. Al tiempo que se definían losmecanismos para golpear al factor trabajo y despojarlo de su capacidad de negociación,los organismos internacionales, como el Banco Mundial, han diseñadopolíticas sociales que buscan atenuar los efectos de las políticas financieras quelas instituciones internacionales impusieron a los gobiernos; tales políticas estánorientadas a combatir la pobreza y la pobreza extrema, proporcionando ayuday acceso al bienestar a los sectores más vulnerables del espectro, entre los quese encuentran los campesinos e indígenas, mientras que despojan a los trabajadoresurbanos y los sectores medios del bienestar previamente alcanzado.Sin embargo, sus acciones han sido muy deficientes en el logro de susmetas: la ONU, por ejemplo, se propuso como objetivos del desarrollo del milenioreducir la pobreza extrema a la mitad en 2015, pues la superación de la pobrezase encuentra estancada en la región desde 1997.1 La capacidad de sus políticaspara superar la desigualdad estructural resulta tan limitada que parecerían estardirigidas más al objetivo de evitar la concertación y articulación de los diversosgrupos de descontentos en contra de ellas, que a generar cambios significativosen la distribución del ingreso.1 Comisión Económica para América Latina, Equidad , desarrollo y ciudadanía , México, NacionesUnidas, 2004.104 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121El mayor obstáculo para disminuir la pobreza y la desigualdad es el escasocrecimiento económico alcanzado por la región, que en 2001 fue de 0.3% y en2002 registró un decrecimiento de 0.7%. Contra ello ningún país puede hacernada, pues de la misma manera que el factor trabajo se encuentra atomizado,confrontado y desorganizado dentro de cada país, en el nivel del mercado internacionallos países productores de materias primas y fuerza de trabajo barata seencuentran atomizados, confrontados y desorganizados como productores ydeudores, sin capacidad ni voluntad política para enfrentar a sus compradoresy acreedores.Las políticas de ajuste neoliberal golpearon a todos los sectores populares,pero los más vulnerables resultaron ser aquellos que mayor dependencia presentabanfrente al capital, al mercado mundial y al Estado como empleador ycomo proveedor de bienes y servicios; la clase obrera y los sectores mediosfueron separados en masa de sus puestos de trabajo y vieron reducidos drásticamentesus ingresos y medios de vida, y eran por cierto los que mejorescondiciones de organización habían alcanzado hasta entonces para enfrentar alcapital y negociar su participación en el producto social. El violento proceso dedespojo no favoreció su capacidad de respuesta, sino que fue debilitándola; porsu parte, los sindicatos y organizaciones representativas de sus intereses, fuesenindependientes o subordinados, combativos o corporativos, perdieron su capacidadde negociación frente al capital o al Estado en la medida en que susagremiados iban disminuyendo en número. Las reglas de la relación capitaltrabajofueron así redefinidas en perjuicio del trabajo y éste no tuvo ya la capacidadpara defenderse.La población indígena, en cambio, resintió menos los efectos directos detales políticas, en la medida en que, no obstante su creciente participación en elmercado nacional e internacional, mantiene un alto grado de autonomía productivay cultural, y se empeña en preservarla. Condición que la coloca en unasituación relativamente favorable para enfrentar las agresiones del neoliberalismo:tanto las que vienen por el interés de incorporar sus tierras, territorios y recursosminerales y bióticos a la dinámica capitalista impulsada por las políticasneoliberales, y con ello la destrucción de su modo de vida y su cultura; comopor el deterioro de los precios de sus productos para el mercado y el paraleloincremento de los precios en los productos que requiere del mercado. Antetales presiones y agresiones, la población indígena cuenta con una cultura ancestralpropia que le proporciona mecanismos de cohesión y autoorganización,proyectos de vida y estrategias de resistencia y de lucha secularmenteaplicados.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 105LA AMÉRICA INDIALa población indígena de América Latina asciende en el año 2000 a unos 40 o 50millones de personas que representan entre 8 y 10% de la población total delsubcontinente, está conformada por unos 400 grupos lingüísticos diferentes.2Los dueños de estas tierras hace más de 500 años hoy no sólo son los máspobres entre sus pobladores, sino que además constitiuyen una proporciónmínima de ellos, aun cuando hay regiones de América Latina en donde losindios son mayoritarios: es el caso de los Andes centrales y de Mesoamérica,donde en conjunto hoy viven más de 80% de los indígenas americanos.3Los países en los que los indios son mayoría son los que ocupan los territoriosque antes de la conquista española eran la sede de las grandes civilizacionesamericanas: Mesoamérica, que comprende el área maya, es la región en queel denominado imperio mexica dominó a una gran cantidad de pueblos.4 LosAndes comprenden el vasto territorio que dominó el imperio inca.5 Ambosimperios fueron estructuras estatales centralizadoras que expresaban tanto lacomplejidad productiva alcanzada por las sociedades campesinas que dominabancomo la riqueza de sus culturas.En los Andes, son tres los países con mayoría india: Bolivia, Perú y Ecuador.Cálculos conservadores que consideran indios sólo a los hablantes de una lenguaindígena, asignan a Bolivia más de 50% de población indígena, y estimacionesque consideran criterios más amplios la elevan hasta 70%.6 A partir de estosmismos criterios, Perú está entre 38 y 54%, y Ecuador, entre 24 y 51 por ciento.En Mesoamérica, Guatemala tiene, según los mismos criterios, entre 48 y65% de población indígena, y México, entre 9 y 30%. Como se aprecia, Méxicono tiene una mayoría indígena respecto a su población total, pero en términosabsolutos tiene la mayor población indígena de América Latina, con más de9 millones de personas, y en los estados del sur y del sureste tiene concentracionesindígenas semejantes a las de los países andinos: Oaxaca, Quintana Rooy Yucatán registran más de 40% de población indígena, y Campeche y Chiapas,por encima de 20 por ciento.Esa concentración indígena es su mayor fuerza. La región maya tenía, en1994, 6 500 000 hablantes mayas distribuidos en cuatro países (México, Guate-2 Comisión Económica para América Latina, Equidad, desarrollo y ciudadanía , México, NacionesUnidas, 2000, p. 314.3 José Matos Mar, “Población y grupos étnicos de América, 1994”, América Indígena , vol. LIII,núm. 4, México, Instituto Indigenista Interamericano, octubre-diciembre, 1993, p. 162.4 Limitada al norte por los ríos Sinaloa, Lerma y Pánuco, y al sur por los actuales países Guatemalay Honduras, su superficie es de 1 100 000 km2 (www.artehistoria.com/franes.htm).5 Abarcó desde lo que hoy es el sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Chile yArgentina, su extensión es de 3 000 000 km2 y tiene una longitud de 4 000 km (www.es.wikipedia.org).6 José Matos Mar y Daniel Wermus, ¡Madre Tierra! Por el renacimiento indígena , Quito, AbyaAyala, 2002, p. 14.106 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121mala, Belice y Honduras); los Andes centrales tenían en ese mismo año más de12 500 000 de quechuahablantes en cinco países (Ecuador, Perú, Bolivia, Argentinay Chile) y más de 2 millones de aymarahablantes en cuatro países (Perú,Bolivia, Argentina y Chile). Mientras que en la poco densa selva amazónica,compartida por ocho países de Sudamérica, hay dos millones de nativos amenazadosde extinción luego de que sus antecesores vivieron ahí durante 500 añossin destruirla; ellos representan 3.6% de los indígenas del continente.EL CONFLICTO ENTRE LOS PUEBLOS INDÍGENASY LAS NACIONESA principios del siglo XIX, durante las guerras de independencia contra el dominiocolonial español, algunas élites criollas latinoamericanas percibieron en lamayoritaria masa indígena campesina un aliado potencial en su lucha por elpoder. De acuerdo con el contenido liberal o conservador de su programaindependentista, los criollos procuraron o evitaron aliarse con los indios.7 Encualquier caso, para los criollos la idea de construir naciones poderosas y soberanassuponía la eliminación de los factores de atraso que impedían a los paíseslatinoamericanos crecer al ritmo y modo de sus admirados modelos: Inglaterra,Francia y Estados Unidos, y el mayor signo de atraso para ellos era la presenciaindígena con sus formas de vida, cosmovisión y lenguas diferentes. En el programaliberal decimonónico, los indios eran el obstáculo fundamental para elprogreso.La capacidad para construir naciones por parte de las élites criollas latinoamericanasha sido, en general, muy limitada; ellos justifican su incapacidad porla presencia de los indios, estigmatizados como grupos humanos que se resistena asimilarse a la cultura moderna que los estados imponen como forma superiorde vida. En la nación propuesta por los criollos y mestizos, los indios no teníanlugar. Para eliminar el obstáculo se diseñaron diversas estrategias con énfasisdistintos según países, circunstancias y momentos, que iban del exterminio a laasimilación de las poblaciones indígenas. La homogeneidad preconizada porellos a partir de la estrategia del mestizaje significaba la desaparición de losindios como tales. Sus expresiones más contundentes han sido las reformasagrarias implantadas por México (1936), Bolivia (1953) y Perú (1969), que negaronpor decreto la existencia de los indígenas, que en adelante debieron asumirsecomo campesinos, y a los que les fueron impuestas formas productivas distintas7 Las alianzas fueron más frecuentes y exitosas en lo que hoy es México, en particular con losmestizos, mientras que en Guatemala y los países andinos no se consolidaron alianzas. Véase FriederichKatz, “Introducción: las revueltas rurales en México”, en Friederich Katz (comp.), Revuelta y revolución:la lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, 2 vols., México, Era, 1996.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 107a las ancestrales que ellos practicaban.8 Los resultados fueron variados segúnlas regiones en el interior de cada país y entre los países: no eran los decretossino las fuerzas económicas dominantes y la dinámica de las relaciones interétnicasprevalecientes, los que determinaron la profundidad de los cambios. La negacióndel componente étnico de grandes poblaciones campesinas es una de lasmanifestaciones del racismo imperante.La ideología racista elaborada por los blancos convirtió las diferencias culturalesentre blancos e indios en diferencias biológicas, y aunque el discursoracista tuvo tópicos diversos según el país, contenían más o menos los mismoselementos. Bajo un barniz cientificista, las diferencias raciales sirvieron paralegitimar y reproducir la condición subordinada de los indios que permitía laexpropiación por los grupos dominantes de la riqueza producida por ellos ensituaciones muy cercanas a la esclavitud. En los países andinos los indios eran,además de mayoritarios, la única fuerza de trabajo disponible y por tanto lafuente por excelencia de acumulación de riqueza. Los blancos repudiaban a losindios pero no podían vivir sin ellos.La agricultura de altura en los Andes se caracteriza por su baja productividad,a causa de las condiciones climáticas extremas: bajas temperaturas, asícomo pobreza de suelos y heladas, que obligan a un uso extenso del tiempode trabajo,9 mediante variadas formas de cooperación entre las unidadesfamiliares y las comunidades (ayllus), basadas en el parentesco y en formasespecíficas de apropiación del territorio, en una estrategia consistente en ladiversificación de cultivos y la combinación de agricultura y ganadería, trabajandoen varios pisos ecológicos:10 el control vertical de un máximo de pisos8 Para mayor información véase Fabiola Escárzaga, “Campesinado indígena y nación en México,Perú y Bolivia: de las reformas agrarias a la colonización de frontera”, Argumentos, núm. 32/33, México,UAM-Xochimilco, 1999.9 Véase Marisol de la Cadena, “Cooperación y conflicto”, en Enrique Mayer y Marisol de laCadena, Cooperación y conflicto en la comunidad andina , Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1989;Jürgen Golte, Cultura , racionalidad y migración andina , Lima, Instituto de Estudios Peruanos (ColecciónMínima), 2001, y Jürgen Golte, La racionalidad andina , Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1985.Golte (2001) afirma que los campesinos andinos utilizan alrededor de 90% de su tiempo de trabajo enla producción directa, mientras que en Europa utilizan alrededor de 40% (p. 112).10 El accidentado territorio andino ofrece una gran diversidad de climas, a partir de las distintasaltitudes que presenta y que van de los 0 a los 4 500 msnm, que son aprovechadas por el hombre en laagricultura y la ganadería. Se distinguen tres grandes regiones: la costa desértica, la sierra y la selvaamazónica. En Ecuador, la costa ya no es desértica y Bolivia carece de ésta, pues la perdió en la Guerradel Pacífico frente a Chile de 1879 a 1882. En cada nivel o piso ecológico pueden sembrarse distintosproductos en distintos tiempos, con ciclos agrícolas complementarios: el maíz se cultiva entre los 2 000y los 3 000 msnm, la papa y otros tubérculos y el ganado auquénido a partir de los 3 500 msnm, y lahoja de coca entre los 800 y 2 000 msnm en la ladera oriental de los Andes. Cada ayllu o comunidad(grupo de familias emparentadas) requiere tener acceso a los distintos pisos ecológicos para satisfacertodas sus necesidades; por ello el territorio de éstas suele ser discontinuo y las distintas tareas sonasumidas por distintos miembros de la comunidad de acuerdo con edad y género. Golte, 2001, op. cit.,y De la Cadena, op. cit.108 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121ecológicos.11 Estas formas complejas de organización del trabajo agrícola creadaspor el campesinado andino, antes incluso de la consolidación de instanciaspolíticas centralizadas y muy anterior a la llegada de los españoles, ha persistidohasta la actualidad adaptándose a las nuevas condiciones, hecho que tambiénexplica la mayor persistencia de las identidades étnicas en los países andinos.Las formas productivas andinas eras ajenas a la lógica productiva de losconquistadores españoles, que optaron por dejar en manos de los campesinosquechuas y aymaras el control de la producción agrícola, y se apropiaron de lariqueza generada por ellos por la vía del tributo, en una relación rentista yparasitaria. Incluso la participación de la fuerza de trabajo en otras actividadesproductivas como la minería, no significó el desplazamiento definitivo de poblacióncampesina a la actividad minera, sino sólo temporalmente, conservandolos ayllus, las comunidades campesinas, la obligación de proveer la fuerza detrabajo, temporal y rotatoria, para la explotación minera de propiedad criolla.Golte subraya la capacidad de adaptación que las formas productivas andinashan mantenido frente a los procesos de modernización capitalista, mientras quelos sectores criollos conservan su lógica rentista refractaria al progreso.En Mesoamérica las condiciones climáticas fueron menos adversas para laproductividad del trabajo agrícola y la tendencia prevaleciente fue la conduccióncriolla o mestiza de los procesos productivos en los espacios de mayorproductividad, desplazando a las poblaciones indígenas hacia las menos productivas:los desiertos, las selvas y las montañas, las regiones de refugio,12 yfavoreciéndose la tendencia al mestizaje en las zonas más productivas a cargode los criollos y mestizos. Las comunidades indígenas replegadas preservarontambién su autonomía productiva y su cultura.En la región andina, la de mayor concentración indígena, las fronteras nacionalesse diluyen. Por la precariedad de los procesos de construcción nacionalen los países andinos, que es consecuencia de la polarización étnica, social ygeográfica, la ausencia de alianzas y la debilidad del mestizaje, las fronterasimpuestas por los procesos de independencia carecen de sentido para sus habitantesindígenas, que comparten con sus vecinos al otro lado de la frontera unmismo hábitat y recursos naturales, costumbres e idioma, y en cambio se sientenmuy lejos cultural y socialmente de las élites blancas o mestizas que losgobiernan desde espacios lejanos, los despojan de sus recursos y desatiendensus problemas. La constante en los proyectos y discursos indianistas en losAndes en los últimos 500 años es la idea de la reconstrucción de la unidad11 De acuerdo con la formulación de John Murra, La organización económica del Estado inca ,5a. ed., México, Siglo XXI, 1989.12 Gonzalo Aguirre Beltrán, Regiones de refugio: el desarrollo de la comunidad y el proceso dominicalen mestizoamérica , México, INI/SEP (colec. INI/SEP, núm. 17), 1973.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 109política inca, destruida por la conquista española y no sustituida por ninguna delas iniciativas políticas posteriores.13GLOBALIZACIÓN Y DERECHOS INDIOSEn las últimas décadas se han dado condiciones internacionales favorables parala resolución del conflicto entre el Estado nacional y los pueblos indios, medianteel reconocimiento de su derecho a la diferencia, a la participación en lavida nacional sin renunciar a su identidad particular ni a su derecho a incorporarsecomo elementos diferenciados, en fin, a la integración con autonomía, loque significa que los estados-nación acepten por primera vez su condición deentidades multiétnicas. Pero los avances contrastan con la resistencia que losgrupos dominantes locales y los propios gobiernos oponen a dicho avance,independientemente de lo que declarativamente concedan.El Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales, aprobado en 1989 porla Organización Internacional del Trabajo de la ONU, representa el reconocimientopor esa instancia internacional de “las aspiraciones de esos pueblos aasumir el control de sus propias instituciones y formas de vida y de su desarrolloeconómico y a mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones,dentro de los estados en que viven”.14La elaboración de una legislación internacional que conmine a los gobiernosnacionales a reconocer los derechos de su población indígena no nace de labuena voluntad de las instituciones internacionales o de su vocación democráticay civilizadora, sino de la exigencia previa por parte de los propios indígenas,que a lo largo del siglo XX, y particularmente desde los años sesenta,expresaron sus demandas mediante movilizaciones y una creciente capacidadde organización y de reflexión sobre sus propios intereses, así como por lagradual promoción de intelectuales y dirigentes indios. También encuentra canalesde expresión por medio de las formulaciones teóricas de grupos intelectualespuestos al servicio de los intereses indígenas.1513 En la actualidad ese discurso mesiánico restaurador es recuperado por el movimiento kataristade Felipe Quispe en Bolivia, que propone borrar las fronteras nacionales para reconstruir el Collasuyo,la parte del imperio inca correspondiente a la zona de población aymara. Otros movimientos andinosproponen la reconstitución de la antigua unidad inca; la propuesta de restauración de la unidadprehispánica es, de manera más difusa, un elemento presente en el discurso del movimiento indígenalatinoamericano.14 CEPAL, op. cit., p. 314.15 Expresión de esta evolución fue la Declaración de Barbados en 1971, en la que un grupo deantropólogos denunció por primera vez el etnocidio cometido sobre los pueblos amazónicos; a ellairían sumándose otras iniciativas. Véase Miguel Alberto Bartolomé, Gente de costumbre y gente derazón , México, Siglo XXI, 1997.110 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La problemática planteada y las soluciones propuestas por el Convenio 169son un gran avance en uno de los aspectos del problema, pero apenas esuna solución formal a las demandas culturales de los pueblos indígenas: laspromesas de la ONU no obligan a los gobiernos nacionales a cumplirlas. Hahabido reformas constitucionales en 12 países16 de América Latina que reconocenformalmente los derechos indios, pero no hay voluntad política de losgobiernos para cumplirlos, y ni siquiera es fácil encontrar las fórmulas jurídicaspara incluir los nuevos derechos en las constituciones y reglamentarlas, dado elfrecuente conflicto de intereses con otros sectores de la sociedad. Generalmentetampoco hay la capacidad organizativa de la población indígena para enfrentarlos intereses de los grupos dominantes locales, que se ven afectados por laprotección legal de los intereses indígenas.El Convenio 169 separa los derechos culturales de los económicos de lospueblos indios; ofrece mecanismos para resolver formal y parcialmente los primeros,pero niega los segundos; ofrece un cauce legal que permite la expresiónatenuada de los conflictos étnicos, y evita explosiones de descontento indígenacomo en etapas anteriores. En los casos de México (1991), Bolivia (1993) y Perú(1993), al tiempo que se introdujeron reformas en las constituciones que reconocíanformalmente a los pueblos indígenas como componentes de la nación yotras demandas culturales y políticas, se eliminó tajantemente la protección a lapropiedad colectiva de la tierra, que de manera precaria había sobrevivido alas reformas agrarias. Priorizar las demandas culturales de los indígenas sobre lassocioeconómicas introduce el riesgo de dividirlos y enfrentarlos con otros sectorespopulares, así como con otros grupos indígenas que compiten por los mismosrecursos.Con gran acierto, los movimientos indígenas han rebasado el esquema en elque las instituciones internacionales plantearon el problema indígena y los caucesque impusieron para solucionarlo; los movimientos indios han ido más allá,mucho más allá. No se han dejado enredar por los argumentos legales, aprovechanlos espacios que abren esas instancias internacionales y legales, y persistenen las otras estrategias, utilizando los medios que ofrece la internacionalizaciónde la cuestión indígena.Las migraciones internas e internacionales son respuestas colectivas motivadaspor los cambios impuestos por las transformaciones económicas sobre lascondiciones de vida locales de las poblaciones indígenas; ellas se inscriben enpatrones migratorios preexistentes, que forman parte del acervo ancestral. Enlos países andinos, la articulación de la economía campesina con la minerapermitió la continua migración de la población indígena al trabajo de las minas16 Christian Gros, “Ser diferente para ser moderno, o las paradojas de la identidad: algunas reflexionessobre la constitución de una nueva frontera étnica en América Latina”, en Leticia Reina (coord.),Los retos de la etnicidad en los estados-nación del sigloX X, México, CIESAS/INI/Porrúa, 2000.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 111sin perder el vínculo con la comunidad; el trabajo en la mina era una alternativaante la escasez de tierra y la necesidad de allegarse recursos monetarios. En laactualidad las migraciones internas y las internacionales de la población indígenade las comunidades mantienen la misma lógica: alivian la presión internasobre las tierras y aportan recursos monetarios para la consecución de diversastareas; por ello se habla de que los espacios externos de inserción de los migrantesindígenas constituyen otro piso ecológico de la comunidad, pues el productode su trabajo constituye parte del proceso de su reproducción social.La migración se convierte así en un instrumento que fortalece la identidadétnica. Los migrantes a las ciudades, capitales o a otros países mantienen sólidosvínculos con sus comunidades de origen y contribuyen al financiamiento de lasactividades productivas y rituales que garantizan la permanencia y actualizaciónde su identidad étnica; ésta no es estática, nunca lo ha sido, pero hoy su ubicuidady flexibilidad quedan de manifiesto.La problemática migratoria en los países andinos es sumamente variada ycompleja: el caso de los cultivadores de hoja de coca para el narcotráfico es elejemplo más significativo; este fenómeno ocurre tanto en Perú como en Bolivia,pero en este último país su magnitud y peso sobre la economía nacional esmayor. Los cocaleros bolivianos son campesinos que migraron desde la agriculturade la sierra en Cochabamba (quechuas) o del altiplano en La Paz (aymaras) porla escasez de tierra, o incluso población minera desempleada con la liquidaciónde la minería estatal,17para instalarse en la región de ceja de selva en el departamentode Cochabamba, región ancestralmente habitada por cazadores-recolectoresdesplazados por los colonos que establecen los cocales. Ellos mismos generan lainfraestructura productiva y acuden a su acervo de campesinos comunitarios y desindicalistas mineros que permitan establecer los mecanismos para organizar laproducción, establecer los asentamientos y organizar la comercialización, y tambiénpara defender sus intereses como productores frente a la represión gubernamental.Incluso elaboran un discurso legitimador de su actividad a partir de la reivindicacióndel consumo tradicional de la hoja de coca.18 Y progresivamente van construyendouna nueva identidad étnica colectiva que se nutre de las fuentes que incorpora,pero es algo nuevo.1917 Los despedidos entre 1985 y 1987 fueron 23 000 mineros de 28 000 de la minería estatal, 6 000de minas privadas, 10 000 de la administración pública, 2 000 de bancos, y más de 110 fábricas secerraron. Tom Kruse, “Transición política y recomposición sindical: reflexiones desde Bolivia”, en Enriquede la Garza, Tratado latinoamericano de la sociología del trabajo , México, Colmex/Flacso/UAM/FCE, 2000.18 Jim y Connie Weill, Verde es la esperanza: colonización, comunidad y coca en la amazonia ,Cochabamba, Los Amigos del Libro, 1993.19 Su vitalidad es tal que su dirigente, Evo Morales alcanzó, mediante un partido propio, elMovimiento al Socialismo, 20% de la votación presidencial en 2002 y el segundo lugar entre los candidatos.112 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121Lo fundamental del proceso corre pues por cuenta de los pueblos indígenasdel país respectivo; su lucha por la autonomía o la manera en que sus demandasson formuladas, está definida por la historia de las relaciones interétnicas encada país, y su estrategia y capacidad de lucha está marcada por la particularacumulación histórica. Los avances son por ello desiguales. En lo que siguereseñaremos las características de los enfrentamientos interétnicos en los paísesde América Latina con mayor población indígena y los movimientos indígenasque se han desarrollado en ellos.GUATEMALAEntre 1954 y 1996 Guatemala vivió una guerra contrainsurgente que se iniciócon el derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz20 y terminó alfirmarse el Acuerdo de Paz Firme y Duradera con la Unidad RevolucionariaNacional Guatemalteca (URNG). En esos 42 años hubo 150 000 muertos y 45 000desaparecidos,21 con periodos más intensos entre 1967 y 1971 y entre 1978 y1983 en que se perpetraron verdaderos genocidios. Las víctimas fueron las poblacionesindígenas que se suponía eran la base social de la insurgencia, pues elejército pretendía aislarla de sus bases e impedir su aprovisionamiento y reclutamiento.22En esta larga campaña contrainsurgente, la cultura del terror se impuso enGuatemala. Ella paralizó la acción de los hombres y adormeció su memoria. Esacultura del terror tuvo como uno de sus pilares el racismo, y luego de 42 añosde ejercicio del terror sus principios se ratificaron. En 1984 se creó el Grupo deApoyo Mutuo (GAM) que, con otras organizaciones de derechos humanos, buscódocumentar los asesinatos y desapariciones.23 En los acuerdos de 1996 se aceptóla necesidad de esclarecer los crímenes, pero sin señalar a los culpablesindividuales. Esta tenue apertura permitió a monseñor Juan José Gerardi desarrollarel proyecto Recuperación de la Memoria Histórica y presentar, el 24 deabril de 1998, un informe documentado sobre el terror vivido en Guatemala conel título de ¡Nunca más! Dos días después fue asesinado con lujo de violencia.20 Con apoyo del gobierno estadounidense y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).21 Carlos Figueroa Ibarra, “Violencia y cultura del terror: notas sobre una sociedad violenta”, enBajo el volcán, año 1, núm. 1, Puebla, BUAP, 1er. semestre del 2000, y Carlos Figueroa Ibarra, Los quesiempre estarán en ninguna parte: la desaparición forzada en Guatemala , México, UAP/GAM/CIIH, 1999.22 En un estudio hecho sobre una muestra representativa de los desaparecidos en esos 40 años,más de 50% de las víctimas estaban dedicadas a actividades rurales, más de 70% provenían de lossectores populares y sólo 44% eran hablantes de español, es decir, la mayoría eran hablantes de diversaslenguas indígenas. Carlos Figueroa Ibarra, Los que siempre estarán en ninguna parte, op. cit.23 Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH), Consejo de ComunidadesÉtnicas Runujel Junam (CERJ), Comisión de Derechos Humanos de Guatemala (CDHG).Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 113Del acuerdo entre el gobierno y la guerrilla se derivó también el compromisogubernamental de promover una reforma a la Constitución y otros códigosmenores que garantizaran los derechos culturales indígenas y reconocieran a lanación guatemalteca como de unidad nacional, multiétnica, pluricultural ymultilingüe. La consulta se realizó en mayo de 1999, pero fue un fracaso, pueslos pocos votantes, en su mayoría de población urbana, rechazaron las reformasconstitucionales a favor de los indígenas. Ni en términos formales la sociedadladina guatemalteca está dispuesta a reconocer los derechos de la mayoría india.La debilidad del movimiento indígena guatemalteco está vinculada a lassecuelas de la guerra.PERÚEl movimiento insurgente, encabezado por el Partido Comunista del Perú-SenderoLuminoso, inició en 1980 una guerra contra el Estado peruano siguiendo laestrategia de guerra popular prolongada. El sustento mayoritario era la basesocial de campesinos indígenas de las provincias más pobres del país: Ayacucho,Huancavelica y Apurimac; su vanguardia estuvo integrada por mestizos provincianosy pobres reclutados entre maestros y estudiantes de la Universidad y loscolegios secundarios de la ciudad de Ayacucho, capital del departamento delmismo nombre, y más tarde encontró eco en otros departamentos del país.24La organización insurgente no reconoció en su discurso la identidad indígenade sus bases, ni valoró, respetó o reivindicó sus rasgos culturales; no postulóun programa étnico sino uno clasista de inspiración maoísta que asumió comobase social al campesino pobre identificable en la realidad con el campesinadoindígena. No obstante, Sendero aprovechó en su estrategia político-militar losrasgos particulares que conforman al campesinado indígena ayacuchano con elque desarrolló un trabajo de organización previo durante diez años: utilizó labase productiva que ofrecían las comunidades indígenas como retaguardia paraproveerse en ellas de alimentos y otros bienes, y como reserva donde reclutarnuevos cuadros entre sus miembros más jóvenes, aprovechando los conflictosintergeneracionales existentes en las comunidades; hizo uso de la lengua quechuay de los símbolos de lucha andinos como vehículo de comunicación eficazentre sus cuadros y con las bases, con el propósito de incorporarlos a la lucha ymantener la cohesión de los militantes, y también para amedrentar a sus enemigos;estimu-ló el racismo entre la población indígena para intensificar el conflicto ysu expresión violenta en la confrontación contra los grupos dominantes criollos;asimismo, manipuló los conflictos intercomunitarios e intracomunitarios para24 Véase Steve J. Stern (comp.), Los senderos insólitos del Perú: guerra y sociedad, 1980-1995 ,Lima, IEP-UNSCH, 1999.114 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121satisfacer sus fines políticos y obligar a la participación en el conflicto a diversossectores. 25Los grupos insurgentes Sendero Luminoso y Movimiento RevolucionarioTupac Amaru (MRTA) —surgido éste pocos años después— aprovecharon elpotencial de lucha y los recursos generados por la economía de la producciónde hoja de coca, y establecieron a partir de 1983 en el Alto Huallaga basesguerrilleras que defendían a los cocaleros de los abusos de los narcotraficantescolombianos y de las fuerzas policiales y militares encargadas de las campañasde erradicación de cultivos. Ambos grupos guerrilleros argumentaron la defensa dela soberanía nacional vulnerada por Estados Unidos, que decidía y aplicaba lapolítica de interdicción, y obtuvieron importantes recursos materiales así comocombatientes entre los colonos emigrados de la sierra andina y entre la poblaciónnativa de la selva amazónica peruana.La guerra entre Sendero Luminoso y las fuerzas armadas colocó a la poblacióncivil —mayoritariamente indígena— entre dos fuegos. Los periodos demayor mortandad fueron de 1983 a 1985 y de 1989 a 1990. Los resultadosobtenidos por la investigación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,hechos públicos el 28 de agosto de 2003, elevaron las proyecciones iniciales de30 000 muertos a 69 000 muertos y desaparecidos durante los 21 años de régimende terror; 73% de ellos eran indígenas.26 Otras referencias indican quehubo entre 600 000 y 1 000 000 de campesinos desplazados, 40 000 huérfanos,20 000 viudas, 3 190 desaparecidos, 435 comunidades arrasadas, 500 000 menoresde 18 años con estrés. La guerra involucró a 2 000 000 de personas.27Los efectos de la estrategia genocida son perdurables y se multiplican: a laparálisis de las víctimas del terror se agrega su aislamiento respecto a otrosgrupos sociales, la ausencia de mecanismos de solidaridad entre los propiosindios y de parte de los no indios, la atomización de todos los sectores reprimidose incluso su confrontación. Estos factores han impedido la emergencia deun movimiento indígena luego de la pacificación del país.Tímidamente reaparecen las viejas organizaciones campesinas, CCP y CNA ynuevas organizaciones de diverso tipo: de nativos de la selva que se defiendende la invasión de sus tierras por colonos cocaleros, de campesinos cocalerosque enfrentan las políticas de erradicación y sustitución de cultivos, de campesinosindígenas que defienden sus tierras afectadas por la minería, etcétera.25 Véase Fabiola Escárzaga, La guerra popular de Sendero Luminoso, tesis de maestría en estudioslatinoamericanos, FCPyS de la UNAM, México, 1997.26 Comisión de Entrega de la CVR (2004) Hatum Willakuy. Versión abreviada del Informe Final dela Comisión de la Verdad y Reconciliación, Lima, CECVR.27 Juan José García Miranda, Los comités de autodefensa civil y las comunidades campesinas, Lima,Defensoría del Pueblo, Programa de Protección a las Poblaciones Afectadas por Violencia (PPPAV),noviembre, 2001, p. 25.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 115MÉXICOEl fenómeno más relevante ocurrido en México es el surgimiento del EZLN, quenace del encuentro entre una vanguardia mestiza que propone una estrategiade lucha armada y de construcción de una sociedad no capitalista que convocaa la lucha al campesinado indígena de Chiapas (un estado fronterizo con Guatemala)donde las estructuras productivas, sociales y políticas son más cercanasal país centroamericano que al conjunto de México. El movimiento se iniciacomo guerrilla en espacios alejados del control estatal y militar y busca fortalecerseincorporando población campesina indígena como base operativa de susacciones, para en un mediano plazo coordinar procesos insurreccionales entresectores más amplios de la población.La alianza indo-mestiza se propone luego de un tiempo de trabajo clandestinoen la selva y los Altos de Chiapas, donde la vanguardia mestiza se inserta yencuentra un trabajo organizativo previo iniciado en los años setenta, hecho porla iglesia progresista y por diversos grupos de izquierda que han contribuidoa la autoorganización del campesinado indígena y a su toma de conciencia. Ungrupo de comunidades optan por la propuesta de preparación para la autodefensaarmada que lleva el EZLN, luego de agotar otras vías y enfrentar reiteradamentela arbitrariedad e impunidad de los terratenientes y caciques locales.28El EZLN afirma la subordinación de la vanguardia mestiza a la indígena,formalizada en el rango de subcomandante de Marcos y de comandantes de losindios y en el mandar obedeciendo que los vincula. Afirma también que ladecisión de iniciar la lucha armada fue tomada por las asambleas de las comunidadesindígenas por consenso de acuerdo con sus propios tiempos e intereses,y no una imposición de la vanguardia mestiza.29Así se inició la acciónarmada el 1o. de enero de 1994, al mismo tiempo que entraba en vigor elTratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México que en lapropaganda gubernamental era presentado como el ingreso de México al PrimerMundo.Para las autoridades y para la sociedad mexicana, la rebelión fue una sorpresa.Una movilización multitudinaria en la ciudad de México exigió al gobiernoconceder un trato humanitario y condición de beligerancia a un ejércitoprecario de campesinos indígenas armados con rifles de madera. Se estableceentonces una tregua y se inicia el proceso de negociación; paralelamente seestablece una estrategia de cerco militar en las zonas rebeldes.Al salir a la luz luego de una larga clandestinidad, el EZLN confronta unarealidad nacional e internacional distinta a la que dejó 10 años antes. La respuestade la sociedad civil nacional e internacional, así como de las propias28 Neil Harvey, La rebelión de Chiapas: la lucha por la tierra y por la democracia, México, Era, 2000.29 Yvon Le Bot, Subcomandante Marcos: el sueño zapatista , México, Plaza y Janés, 1997.116 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121autoridades y fuerzas militares, lo obliga a hacer ajustes en el discurso, en lasdemandas y en la estrategia, buscando ser coherente frente al proceso de luchainiciado y a las condiciones del mundo actual, antes que con los dogmas ideológicosde una izquierda rebasada. Las habilidades comunicativas del SubcomandanteMarcos y los recursos tecnológicos disponibles para la comunicaciónhan permitido que la experiencia zapatista se proyecte como punto de encuentroy reflexión sobre las posibilidades de la lucha en el mundo globalizado.Su discurso trasciende los límites del racismo imperante y asume comosujeto revolucionario al campesinado indígena a partir de un prolongado contactocon él. Los zapatistas se propusieron incorporarlo, pero el conocimientode sus condiciones de vida, necesidades, valores y cosmovisión, les revelaronlas potencialidades de ese acervo como arma estratégica y como programa. Porello reconoce en el encuentro de militantes izquierdistas urbanos con los gruposindígenas mayas la experiencia del conquistador conquistado, que buscandoenseñar a los indígenas a luchar, resultaron educados por ellos, fueron asimilados,asumiendo sus demandas, sus formas de lucha y su cosmovisión.ECUADOREn Ecuador el movimiento indígena se constituyó en el eje alternativo de articulaciónnacional, como el movimiento social más estructurado del país que convocaa la movilización a otros sectores sociales ante la incapacidad de las élitescriollas de Guayaquil y Quito para negociar el reparto y ejercicio del poder y losprivilegios que otorga.La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), fundadaen noviembre de 1986, está integrada por tres organizaciones representativasde las tres regiones del país: por la Sierra la Confederación de Pueblos de laNacionalidad Quechua del Ecuador (Ecuarunari) fundada en 1980; la Confederaciónde Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (Confeniae),fundada en 1973, y la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la CostaEcuatoriana (Coince). La Conaie representa así al conjunto del espectro indígenadel país, es decir, 40% de la población del Ecuador, articulación regional que noocurre en Perú ni en Bolivia.En 1990 la Conaie dirige el primer levantamiento o alzamiento que recuperauna forma milenaria de confrontación indígena con el poder criollo. Estaforma de lucha consiste en el bloqueo de las principales carreteras con árbolesy grandes piedras, obstruyendo las actividades económicas estratégicas delpaís para presionar por la solución de sus demandas; en esa ocasión se exigióresolver conflictos de tierras y el reconocimiento del carácter plurinacionaldel país.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 117En 1992 los indígenas marcharon durante 12 días hasta la capital, Quito —dondepermanecieron durante 22 días—, y lograron la entrega de 2 000 hectáreaspara los pueblos de la Amazonia. En 1994 se levantaron contra el gobierno deSixto Durán Ballén (1992-1996) y lograron reformas a la ley de reforma agraria.En 1995 fundaron el movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-NuevoPaís como brazo político de la Conaie para aglutinar una base popular másamplia que la indígena. En las elecciones de mayo de 1996 obtuvieron sietediputados provinciales y uno nacional. Fue la entrada de los indígenas a lapolítica nacional.La participación de Pachakutic en la Asamblea Constituyente de 1997 logróreformar la Carta Magna para que se reconociera a Ecuador como un Estado“multicultural y multiétnico”. También se incluyeron los tres pilares filosóficosde la cultura andina: Ama quilla (no ser ocioso), Ama llulla (no mentir) y Amashua (no robar), divisas que constituyen un serio cuestionamiento a la corrupciónque caracteriza a las élites gobernantes. Los presidentes que han caído,fueron derrocados por corruptos.El 21 de enero de 2000, otro levantamiento culminó con el derrocamientodel presidente Jamil Mahuad, la formación de un Junta de Salvación Nacional enla que participó Antonio Vargas, presidente de la Conaie en turno, y el coronelLucio Gutiérrez; el triunvirato puesto al frente terminó cediendo el poder alvicepresidente Gustavo Noboa tres horas después. La inexperiencia política delos dirigentes indígenas y una muy fuerte presión norteamericana facilitaron latraición de los militares con quienes los indígenas se habían aliado. Un rasgodistintivo de su movilización fue su carácter pacífico y el empeño de los dirigentespor no caer en provocaciones que llevasen a la represión popular.Un nuevo levantamiento en enero de 2001 obligó al gobierno a la firma deun acuerdo con las organizaciones indígenas, campesinas y sociales. En laselecciones presidenciales de 2002, las organizaciones indígenas llevaron al triunfoen segunda vuelta al coronel Lucio Gutiérrez, cuya carrera política fue catapultadacomo cabeza del grupo de coroneles que participaron en el levantamiento indígenadel año 2000. Para la segunda vuelta, Gutiérrez reemplazó el programa degobierno popular, antiimperialista y de defensa de los recursos naturales estratégicosofrecido durante su campaña, por el neoliberal de sus adversarios, entrandoen conflicto con la Conaie y Pachakutic que participaban en el gobiernocon dos ministros indígenas: Nina Pacari como canciller y Luis Macas en elMinisterio de Agricultura. En septiembre de 2003 renunciaron los ministros indígenas,y la Conaie y Pachakutic rompieron con el gobierno de Gutiérrez.La incapacidad del movimiento indígena para generar un proyecto de gobiernopropio que enfrentar al de Gutiérrez, la separación de las bases querepresentó la participación en el poder y la inconsistencia mostrada por el presidentellevado por ellos al poder, han generado un gran desencanto entre la118 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121población que votó por los indígenas y han llevado al desprestigio de las organizacionesindígenas y de sus direcciones.BOLIVIAEl movimiento katarista boliviano inició su desarrollo en 1969, impulsado porun grupo de estudiantes aymaras en la ciudad de La Paz para organizar a losaymaras del campo y la ciudad. Denunciaron las condiciones de explotacióneconómica y opresión cultural y política que sufren los campesinos quechuasy aymaras por parte de la población blanca y mestiza descendiente de los invasoresespañoles y su condición de extranjeros en su propio país. El movimientoha tenido un desarrollo intenso y accidentado, ha sufrido persecución y divisionesinternas, presentando dos tendencias básicas: una indianista que postulacomo sujeto al indio y otra clasista que postula como sujeto al campesino; mástarde las diferencias se centran en el rechazo o aceptación de la vinculación conpartidos políticos y la participación electoral.30En 1979 los kataristas crearon la Central Sindical Única de TrabajadoresCampesinos de Bolivia (CSUTCB), que recupera la tradición de lucha sindical delos sectores subalternos bolivianos y permite su permanencia, crecimiento yautonomía frente a los partidos políticos que pretenden cooptarlo y utilizar sufuerza social en beneficio de proyectos ajenos a sus intereses.Una expresión del katarismo fue el Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK)que inició su organización en 1982, con la ruptura del aymara Felipe Quispecon el Movimiento Indio Tupak Katari (Mitka); en 1987 se denomina AyllusRojos y el 23 de junio de 1991 se inician las acciones armadas, la guerra comunitaria.En el EGTK participan, al lado de los campesinos aymaras, cinco jóvenesno indígenas, dos mujeres y tres hombres; se trata del encuentro entre una vanguardiacriolla y una vanguardia india representada por Quispe y otros mallcus31al frente de las organizaciones de masas comuneras. La alianza se formula comola subordinación de la vanguardia criolla al liderazgo indígena: la organizaciónguerrillera se ve obligada a reorientar su estrategia guerrillera, inicialmente dirigidahacia la búsqueda de una base mestizo-obrero-urbana, hacia la afirmaciónindígena y rural, a partir del cambio radical en la estructura productiva del paísy en la correlación de fuerzas en el campo popular, que representó el cierre delas minas y la extinción de la combativa clase obrera minera en 1985.30 Véanse Felix Patzi Paco, Insurgencia y sumisión: movimientos indígena-campesinos (1983-1998) , La Paz, Muela del Diablo, 1999; Silvia Rivera Cusicanqui (1983), “Luchas campesinas contemporáneasen Bolivia: el movimiento ‘katarista’, 1970-1980”, en Zavaleta (comp.), Bolivia hoy; Silvia RiveraCusicanqui, Oprimidos pero no vencidos: luchas del campesinado aymara y quechua de Bolivia, 1900-1980 , Ginebra, Naciones Unidas, 1986.31 Jefes indios.Política y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 119Los kataristas de Quispe, inspirados en las rebeliones de Tupak Katari (1781)y Zárate Willka (1899), proponen como meta que “aymaras y quiswas formemosestados independientes de trabajadores separados del Estado burgués boliviano…construir el futuro re-encontrándonos con el pasado… recuperar y avivarla llama que nunca se apagó de la violencia armada desde nuestros ayllus yhacia las ciudades opresoras y discriminatorias… una gigantesca tempestad encontra de nuestros verdugos de siempre… para destruir la civilización capitalistay la maldad burguesa”.32Las acciones armadas duraron menos de un año; entre marzo y agosto soncapturados 18 militantes de la organización, entre ellos los cinco no indios participantesy Felipe Quispe, quienes permanecen en la cárcel durante cinco añosy logran su libertad en 1997 a partir de la presión de la opinión pública, y envirtud de la irregularidad de sus procesos judiciales.Al año siguiente, Quispe es elegido secretario de la CSUTCB, e impone unsello radical a su estrategia de lucha, que persiste hasta el presente. En 2001se creó el Movimiento Indio Pachakuti para la participación en las elecciones de2002, en las que obtuvo 5% de los votos.Otro sector muy visible del campesinado indígena es el de los cocaleros,que se enfrentan a las campañas militares de erradicación de cultivos para impedirla producción de cocaína, campañas que desarrolla el gobierno bolivianobajo la presión y el financiamiento del gobierno estadounidense. Las campañasimplican una creciente presencia militar en la zona con su secuela de abusos yviolencia; la aplicación de fungicidas que destruyen no solamente los cultivos,sino el medio ambiente y afectan la salud de la población; el control del desplazamientode los campesinos; la requisa y quema de la hoja, y plantíos queexceden las cuotas permitidas. El paliativo impuesto por el gobierno, la políticade sustitución de cultivos como café, cacao, plátano, piña, etc., no resuelve laproblemática de los productores.33Los indígenas de la región amazónica, que están integrados en la CentralIndígena del Oriente Boliviano (CIDOB), creada en 1982, carecen de la tradiciónorganizativa de los campesinos indígenas del occidente y en cambio cuentancon el apoyo político y financiero de organizaciones no gubernamentales, y conuna coyuntura internacional y nacional favorable a sus intereses. Sus reivindicacionesson menos radicales y sus formas de lucha, pacíficas; el gobierno sehace eco de sus reivindicaciones y los incorpora a las estructuras oficiales, loque hace que las condiciones para su articulación con otros sectores indios seanmuy limitadas.32 “Ofensiva roja de ayllus tupakataristas”, tesis política presentada en el I Congreso Extraordinario,julio, 1988, CSUTCB (Patzi, 1999, p. 79).33 Eusebio Gironda C., Coca inmortal , La Paz, Plural, 2001.120 Fabiola EscárzagaPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-12134 El Congreso boliviano está integrado por un total de 27 senadores y 120 diputados: la representaciónno es todavía satisfactoria, pues la población indígena representa 62% de la población boliviana.35 Que antes de la Guerra del Pacífico de 1879 fue boliviano.36 Sánchez de Losada es el sexto presidente sudamericano obligado a abandonar el poder por elrepudio popular en los últimos seis años; antes lo fueron: el ecuatoriano Abdalá Bucaram (1997),el paraguayo Raúl Cubas (1999), el también ecuatoriano Jamil Mahuad (2000), el peruano AlbertoFujimori (2000) y el argentino Fernando de la Rúa (2001).Un elemento nuevo en las movilizaciones, a partir de 2001, es la articulaciónde las movilizaciones indígenas con sectores no indígenas en torno a demandasestratégicas: contra la entrega de las reservas de gas y petróleo, laprivatización del agua de riego, la anulación de la ley agraria y la defensa delcultivo de la coca.Un obstáculo para el avance de los movimientos indígenas bolivianos es lapersistencia de los viejos sectarismos fundados en diferencias étnicas, ideológicasy estratégicas, expresado en la rivalidad entre los dirigentes Felipe Quispey Evo Morales. En las elecciones del 2002, sus respectivos partidos sumaronmás votos que los obtenidos por el ganador Sánchez de Lozada. De cualquiermanera, el ingreso al parlamento de 33 diputados y 9 senadores indígenas representóun golpe contundente a los persistentes usos señoriales de la sociedadboliviana.34El 17 de octubre de 2003, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada esobligado a renunciar luego de una intensa movilización popular en torno a laconsigna de negarse a la venta de gas natural a precio de regalo, a través de ungasoducto que cruzaría por territorio chileno35 hacia el Pacífico y con destino aEstados Unidos. Una demanda en el fondo circunstancial, que luego de unadesmedida represión militar y policial, cuyo saldo fue de 82 muertos y 500heridos, fue opacada por el clamor por la renuncia del presidente asesino delpueblo. La caída de Sánchez de Lozada marcó la cresta de un ciclo demovilizaciones populares que comenzaron en el año 2000, movilizaciones querechazaron el modelo neoliberal implantado en 1985, que cuestionaron tambiénel sistema de partidos que lo viabilizó y la corrupción que lo caracterizaba y queevidenció el agotamiento del discurso etnicista neoliberal mismo, que envolviólos dos procesos y permitió legitimarlos frente a las empobrecidas mayoríasetno-campesinas que fueron afectadas por ellas. 36CONCLUSIONESLas nuevas condiciones de dominación impuestas por el proyecto neoliberal ala población de América Latina encuentran paradójicamente en mejores condicionesde organización y lucha a los indígenas, sectores históricamente subestimadoscomo sujetos sociales. Porque los prejuicios racistas no fueron ni sonPolítica y Cultura, otoño 2004, núm. 22, pp. 101-121La emergencia indígena contra el neoliberalismo 121patrimonio exclusivo de las élites conservadoras dominantes, también lo fueronde las élites progresistas, herederas del eurocentrismo y la adoración por elprogreso consustanciales al proyecto burgués. Las élites revolucionarias, asimismo,participaron de dichos prejuicios.El proceso de globalización coloca a los indios y su patrimonio, extensosterritorios hasta hace poco vírgenes, depósitos de minerales, biodiversidad, conocimientosancestrales, en el primer plano de un conflicto de intereses queincumbe a toda la humanidad. Y, al mismo tiempo, permite al movimientoindígena colocarse a la vanguardia de los movimientos sociales y como ejemplopara otros movimientos; como reserva histórico-moral; como ejemplo a recuperar,por su tradición de resistir en condiciones adversas, así como por sus mecanismosde solidaridad interna, la preservación de su memoria histórica, de losmecanismos de defensa y de la acción prolongada. El movimiento indígenaofrece a los movimientos sociales de la región y del mundo un ejemplo para laacción concertada, solidaria y no sectaria.

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